Comienza un nuevo día
Cuando el frio invade y el tiempo preocupa
La universidad, los trabajos, el profesor y las clases, hacen parte de mi diario vivir
Cuando el frio invade y el tiempo preocupa
La universidad, los trabajos, el profesor y las clases, hacen parte de mi diario vivir
Por Luisa Pulgarín Martínez
Quiquiriquí! Suena el despertador, y la claridad del día traspasaba por mi ventana. Los ojos me pesan como si hubiera dormido infinidades. A mi cuerpo lo invade el frío y mi piel se escaramucea de sólo pensar en el baño, pero ya es la hora de empezar con mis actividades.
Auros Copias es el primer lugar de destino, pues ahí tengo que imprimir el periódico para la clase de Redacción de Medios Impresos y Electrónicos. Cuando llegué aún era muy temprano, las calles estaban solas y unos cuantos locales abiertos. Auros es un plotter con mucha seguridad ¿Será por tanta maquinaria?, una de las rejas estaba entre subida y logro ver a un hombre en el interior, que me observaba. Diez minutos más tarde el hombre subió la reja y me llamó, yo ingreso al local, cuando de repente la reja se bajó y de inmediato mi mirada se fijó en el interior del local y estaba completamente solo. Sentí un frio que me subió desde los pies a la cabeza, y una sensación extraña en mi estomago; el individuo me mira y me pregunta ¿tú eres la nueva?, en ese instante sentí un descanso no sé porque, pero lo sentí; una risa y voz salió de mi boca “no, vengo a imprimir”, él sonrió y me dijo que no habían abierto, pero que me hacía el favor.
Imprimir el periódico fue algo complicado, primero porque no había el papel que yo deseaba, segundo, la impresión salía mal y tercero estaba sobre el tiempo. A las nueve comenzaba la clase de Piedrahita y temía que por primera vez llegara temprano. Me despacharon salí corriendo hasta llegar al Trasmilenio y por fin a las nueve y media logré estar en clase, pero no me había perdido de nada, ya que el profesor no hacía mucho había llegado.
Como siempre, la monitora recogió los trabajos, Piedrahita nos habló toda la clase de seguido de la crónica. La bulla, la risa, secretiadera y el profesor pidiendo que por favor lo escuchemos hicieron parte nuevamente de la clase.
Quiquiriquí! Suena el despertador, y la claridad del día traspasaba por mi ventana. Los ojos me pesan como si hubiera dormido infinidades. A mi cuerpo lo invade el frío y mi piel se escaramucea de sólo pensar en el baño, pero ya es la hora de empezar con mis actividades.
Auros Copias es el primer lugar de destino, pues ahí tengo que imprimir el periódico para la clase de Redacción de Medios Impresos y Electrónicos. Cuando llegué aún era muy temprano, las calles estaban solas y unos cuantos locales abiertos. Auros es un plotter con mucha seguridad ¿Será por tanta maquinaria?, una de las rejas estaba entre subida y logro ver a un hombre en el interior, que me observaba. Diez minutos más tarde el hombre subió la reja y me llamó, yo ingreso al local, cuando de repente la reja se bajó y de inmediato mi mirada se fijó en el interior del local y estaba completamente solo. Sentí un frio que me subió desde los pies a la cabeza, y una sensación extraña en mi estomago; el individuo me mira y me pregunta ¿tú eres la nueva?, en ese instante sentí un descanso no sé porque, pero lo sentí; una risa y voz salió de mi boca “no, vengo a imprimir”, él sonrió y me dijo que no habían abierto, pero que me hacía el favor.
Imprimir el periódico fue algo complicado, primero porque no había el papel que yo deseaba, segundo, la impresión salía mal y tercero estaba sobre el tiempo. A las nueve comenzaba la clase de Piedrahita y temía que por primera vez llegara temprano. Me despacharon salí corriendo hasta llegar al Trasmilenio y por fin a las nueve y media logré estar en clase, pero no me había perdido de nada, ya que el profesor no hacía mucho había llegado.
Como siempre, la monitora recogió los trabajos, Piedrahita nos habló toda la clase de seguido de la crónica. La bulla, la risa, secretiadera y el profesor pidiendo que por favor lo escuchemos hicieron parte nuevamente de la clase.
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