La calle, el refugio de quien lo perdió todo
“Chucky” un habitante de la calle habla sobre la manera como lo ha tratado la vida
Por Luisa Fernanda Pulgarín
Después de caminar por las calles, de recoger cartón y de aguantar el frio de la madrugada, Henry Gómez Pascua, un habitante de la calle que transita por la carrera 12 del centro de la ciudad, prepara sus cartones para darse una siesta en uno de los andenes de la 12.
Era 6 de agosto de 1998, cuando Henry Gómez llegó a Bogotá. Hace doce años, aquella mañana del jueves parecía tranquila. Bogotá parecía una ciudad complicada. El frio abrasante de los últimos días había cedido un poco, pero el cielo alto, de un azul y un blanco opaco, pronunciaban lluvia.
Henry Gómez es de Neiva, llego a Bogotá en busca de olvidar un pasado y una familia, desde muy pequeño mostraba el rechazo por el estudio, las malas amistades lo incitaron a cometer malos actos; una capada de clase, si no se fuma un cigarrillo usted no es hombre, estas cosas lo llevaron a volverse rebelde y inculto, pero peor aun a consumir droga.
Los días para su familia eran negros pues ya no aguantaba más la insolencia y la rebeldía de Henry, todo eran peleas, gritos, golpes y lloradas. Para Margarita Pascuas, madre de Henry las cosas no eran fáciles desde que su esposo la abandonó aquel 15 de abril de 1990; la dejó sola con sus tres hijos, le toco trabajar día y noche para sacar a delante a su familia, pero tanto trabajo hizo que se olvidara de brindarles amor y cuidados.
Del colegio de Henry la citaba cada rato por el mal comportamiento de él, pero ella se hizo la sorda ante estos llamados, ya que su trabajo no se lo permitía. Las joyas, los cuadros y otros objetos más empezaron a desaparecer por arte de magia, en el trascurrir de los días Margarita se dio cuenta que quien se estaba llevando las cosas era Henry, pero el golpe más duro fue darse cuenta que era para venderlas y poder consumir droga.
Una mañana de agosto Henry cogió sus maletas y abandono su hogar, pues el ya estaba en otro mundo, un mundo que no le permitía pensar, que se lo estaba consumiendo. Él viajo sin rumbo fijo, llegó a Bogotá, donde sus mayor parte la ha pasado en la 12, por estas calles del centro es más conocido como Chucky por el parecido que tiene con el muñeco diabólico. Según trabajadores de la 12 que distinguen a la madre de Henry dice que su madre solo quería el bien para él. Según Berta Palacios dice que la mamá de Chucky lo ha venido a buscar, pero él no quiere verla y dice que guarda mucho renco hacia ella ¿Por qué?, no lo dice.
En una tarde calorosa del 10 de febrero de 2010 Chucky estaba en la panadería de la calle 18 con 12, pues a cada persona que entraba le pedía un negro “un pastel” al parecer es su favorito. Carmenza Martínez una tintera de la doce cuenta que cada que le ofrece tinto a Chucky el dice que no porque se le ponen los dientes negros y le hace daño, ella explica que él es muy exigente y solo le gusta que le den plata.
Chucky se ha ganado el cariño de muchas personas por la doce, pues le gusta colaborar llevando bolsa, con su risa y sus ocurrencias los hace reír, cada hallowen los trabajadores de los almacenes le pinta el pelo o le ponen pelucas, el siempre está sorprendiendo con algo; pero también han visto ese Chucky llevado, tirado en un ande todo golpeado, goteando sangre y sin ganas de quererse parar.
Después de caminar por las calles, de recoger cartón y de aguantar el frio de la madrugada, Henry Gómez Pascua, un habitante de la calle que transita por la carrera 12 del centro de la ciudad, prepara sus cartones para darse una siesta en uno de los andenes de la 12.
Era 6 de agosto de 1998, cuando Henry Gómez llegó a Bogotá. Hace doce años, aquella mañana del jueves parecía tranquila. Bogotá parecía una ciudad complicada. El frio abrasante de los últimos días había cedido un poco, pero el cielo alto, de un azul y un blanco opaco, pronunciaban lluvia.
Henry Gómez es de Neiva, llego a Bogotá en busca de olvidar un pasado y una familia, desde muy pequeño mostraba el rechazo por el estudio, las malas amistades lo incitaron a cometer malos actos; una capada de clase, si no se fuma un cigarrillo usted no es hombre, estas cosas lo llevaron a volverse rebelde y inculto, pero peor aun a consumir droga.
Los días para su familia eran negros pues ya no aguantaba más la insolencia y la rebeldía de Henry, todo eran peleas, gritos, golpes y lloradas. Para Margarita Pascuas, madre de Henry las cosas no eran fáciles desde que su esposo la abandonó aquel 15 de abril de 1990; la dejó sola con sus tres hijos, le toco trabajar día y noche para sacar a delante a su familia, pero tanto trabajo hizo que se olvidara de brindarles amor y cuidados.
Del colegio de Henry la citaba cada rato por el mal comportamiento de él, pero ella se hizo la sorda ante estos llamados, ya que su trabajo no se lo permitía. Las joyas, los cuadros y otros objetos más empezaron a desaparecer por arte de magia, en el trascurrir de los días Margarita se dio cuenta que quien se estaba llevando las cosas era Henry, pero el golpe más duro fue darse cuenta que era para venderlas y poder consumir droga.
Una mañana de agosto Henry cogió sus maletas y abandono su hogar, pues el ya estaba en otro mundo, un mundo que no le permitía pensar, que se lo estaba consumiendo. Él viajo sin rumbo fijo, llegó a Bogotá, donde sus mayor parte la ha pasado en la 12, por estas calles del centro es más conocido como Chucky por el parecido que tiene con el muñeco diabólico. Según trabajadores de la 12 que distinguen a la madre de Henry dice que su madre solo quería el bien para él. Según Berta Palacios dice que la mamá de Chucky lo ha venido a buscar, pero él no quiere verla y dice que guarda mucho renco hacia ella ¿Por qué?, no lo dice.
En una tarde calorosa del 10 de febrero de 2010 Chucky estaba en la panadería de la calle 18 con 12, pues a cada persona que entraba le pedía un negro “un pastel” al parecer es su favorito. Carmenza Martínez una tintera de la doce cuenta que cada que le ofrece tinto a Chucky el dice que no porque se le ponen los dientes negros y le hace daño, ella explica que él es muy exigente y solo le gusta que le den plata.
Chucky se ha ganado el cariño de muchas personas por la doce, pues le gusta colaborar llevando bolsa, con su risa y sus ocurrencias los hace reír, cada hallowen los trabajadores de los almacenes le pinta el pelo o le ponen pelucas, el siempre está sorprendiendo con algo; pero también han visto ese Chucky llevado, tirado en un ande todo golpeado, goteando sangre y sin ganas de quererse parar.
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